domingo, 19 de noviembre de 2006

Dueña de la Cama


A una niña recién nacida se le toca las manos con los enseres de trabajo de una mujer: el huso, las cardas, los palos del telar, la mano del molcajete y el mecapal para cargar leña. Poco a poco va aprendiendo los trabajos de su madre. A la mujer se le llama Dueña de la Casa o la Dueña de la Cama. Muchas veces ya está casada antes de empezar a menstruar. La gran mayoría de las mujeres mayas confiesa que sus padres las casaron o, como dicen ellas, las vendieron a hombres que jamás habían visto antes y que su primera experiencia sexual, llamada en tzotzil la mordida del murciélago, fue en efecto una violación, aunque algunas, andando el tiempo, llegaron a querer a sus maridos. Bastantes mujeres tzotziles de la nueva generación han decidido no casarse: ¿Para qué voy a aguantar a un borracho que me pega? El papá borracho que pega a su mujer es el tema universal de las canciones de cuna en tzotzil.

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