domingo, 19 de noviembre de 2006

Huracana, la obra completa de Ambar Past


Esta muchacha rubia, con su canasta en la mano, que camina por las calles de San Cristóbal y saluda a los que van pasando, es Ambar Past. Todos le devuelven el saludo y le preguntan si está bien, si Tila, su hija, se va a casar -tan bonita Tila-, si el taller Leñateros tiene muchos visitantes, si va a salir de nuevo un artículo en el periódico gringo The New York Times sobre los libros hechos con hojas de árbol y pastito que venden en la cooperativa Leñateros y deslumbran a los visitantes.

Es bien atrevida esa muchacha que de todo se ríe, enseñando sus hermosos dientes blancos. Según el dicho, el que solo se ríe de sus maldades se acuerda, y Ambar ha de haber hecho infinidad de maldades porque su risa cruza bosques y lagos y viene a posarse sobre nuestras sonrisas, porque es imposible no sonreírle a ella a quién la vida le ha sonreído. Ambar ha sabido darle vida a su vida, mucha vida distinta de pura agua serenada, de puro cántaro de barro, de pura casa que canta. Los árboles la miran con sus miles de ojos, los magueyes la siguen con sus puntas al aire porque saben que los va a convertir en papel (porque Ambar hace papel con pasto, pétalos de flores, rastrojo, pencas de maguey, cáscaras de plátano, fibras naturales del coco, y la leña cruje, el maíz truena y se desgrana en elotitos tiernos para ir a dar hasta sus manos de hechicera. "Me duele el corazón, estoy enamorada". Ambar va por los caminos recogiendo las cosas que da la tierra porque sabe que son poemas. Son poemas los pensamientos de las chiapanecas envueltas en sus enaguas y sus huipiles bordados. Son poemas sus pasos sobre la tierra. Son poemas las encantaciones de 150 mujeres mayas que trabajaron 30 años para crear la antología de las brujerías mayas.

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